Un blog que no es serio, y que no aporta absolutamente nada al desarrollo intelectual contemporáneo.

domingo, 11 de enero de 2015

La ortografía y la percepción de la belleza


Cuando iba en la básica un inspector vino a la sala, estábamos en castellano (caída de pasaporte mode on), y él se ofreció a entregarnos una técnica para poder mejorar nuestra ortografía a través de la comparación, el profe Juan nos dijo que si teníamos la duda de cómo se escribía una palabra podríamos escribirla varias veces de diferentes maneras, y la que nos pareciera más bonita era la correcta. En efecto escribió la misma palabra dos veces, una mal y otra bien, y justamente la correcta era la más bonita, y la incorrecta era más bien porfiada de cara. Nosotros podemos hacer el experimento, lo haremos con una palabra común para que sea más evidente. Por ejemplo tenemos la palabra cueyo, la cual es mucho más fea que la palabra cuello [cueyo-cuello], efectivamente una parece más atractiva que la otra.

Veamos por un momento cuál podría ser la causa de este útil fenómeno. De partida hay que poner de manifiesto que la belleza es por definición una cuestión subjetiva, se puede decir que la belleza tiene que ver con la simetría y esas cosas, pero en gustos no hay nada escrito lo sé, había un compadre al que le gusta su perro y era de lo más normal, entonces ¿cómo es posible que podamos encontrar una palabra bonita? Me atrevo a decir de manera insolente que es una cuestión de costumbre. Desde que nacemos que vemos letras y palabras por todos lados, una cosa muy distinta es leerlas, pero de que las vemos, lo hacemos, y se nos van quedando pegadas en los cuatro costados de la mentalidad, obviamente estas palabras están bien escritas, en la tele, en los libros que nos hacen leer (y en aquellos que leemos por cuenta propia), en catálogos, en cajas de leche, etc.,tanto así que nos empezamos a acostumbrar, es como cuando vuelves a tu hogar y encuentras que hay algo diferente pero no sabes lo que es, sabes que hay algo distinto, te incomoda, te hace sentir fuera de lugar, para que al final te des cuenta que falta algo. Entonces al final, si somos más estrictos, podemos decir que en realidad no es que las palabras sean bonitas o feas, sino que nos dejan fuera de lugar porque son diferentes a como las recordamos, porque puede que no tengamos recuerdos conscientes de las palabras, pero en realidad estamos empapados de ellas.

Venimos con una suerte de corrector ortográfico incorporado que debemos aprender a utilizar. Claramente lo anterior marca un precedente, pero seamos chorizos y extrapolemos este caso a las personas, aquellas personas que dicen que son bonitas, o que son feas, que están ready, que son bellacos, etc. Si aplicamos el mismo principio que usamos con las palabras, podemos empezar diciendo que aquellas personas que nos "parecen" bonitas, en realidad lo son porque tienen rasgos que se repiten (o repitieron) en nuestra cotidianidad, por ejemplo me gustan los rulos porque es lo que más he visto, y pongo me gustan en cursiva porque como dijimos anteriormente no es que me gusten, sino que es a lo que estoy acostumbrado comúnmente, tal como pasa con las palabras. Y ahora es donde hay que hacer la aclaración, obviamente no es tan simple como eso, quizás mucha gente llegó a estas alturas de la lectura y están argumentando en su cabeza que no es así y cosas por el estilo, esto es porque esto puede que sea una pequeña parte de lo que significa encontrar bonito a otro ser humano. A diferencia de las palabras, nosotros tenemos lenguaje corporal e intencionalidad ulterior en nuestro actuar, es evidente que no podemos en un espacio como este analizar de forma más profunda, pero pareciera que no estaría tan equivocado si digo lo siguiente: tanto los rasgos físicos como los psicológicos, emocionales y sociales son repetitivos y sujetos a clasificación, es por esto que nos "acostumbramos" a ellos, nos parece "normal" estar alrededor de ellos, nos dan seguridad, nos hacen creer que estamos en terreno conocido, la palabra bonito aquí no tiene nada que ver con una cuestión estética, se trata de encontrar el común denominador de nuestras vidas.

*Entrada publicado originalmente en La Propuesta Indecente. Ha sido modificada para esta edición.

sábado, 3 de enero de 2015

¿Estamos evolucionando? Homo Erectus sacúdete en tu cripta


En términos generales podríamos definir la evolución como la superviviencia del más apto, esto quiere decir que entre dos sujetos de la misma especie, sobrevivirá aquel que tenga alguna característica que lo haga afrontar mejor alguna situación, así, la gacela más rápida se salva de ser comida por el depredador y la gacela más lenta muere de forma horrible comida por el leopardo, que para efectos de esta metáfora estaba persiguiendo una gacela para pegársela de cena, y si simplificamos el ejemplo, diremos que la velocidad es generada en una parte por la musculatura de la gacela, y si tomamos la musculatura (o la tendencia a ella) como un rasgo hereditario, las crías de la gacela veloz serán (o tendrán la potencialidad) de tener la misma musculatura, ergo de ser igual o más rápidas que la madre o padre gacela.

Nosotros como especie somos producto de la evolución (aunque les duela a algunos), hemos llegado a lo que somos gracias a las muertes de los máximos exponentes de la ineptitud y la mala suerte, y damos gracias a los cielos porque no alcanzaron a reproducirse.

Pero, en este instante ¿estamos evolucionando? Es verdad que los procesos evolutivos llevan millones y millones de años, pero aún así es posible ver si avance, y esos son los tantos ejemplos que Darwin expone en El Origen de las Especies. Y también lo que queda en evidencia en la crianza controlada, donde ciertos sujetos se eligen para ser cruzados con otros para así obtener lo mejor de cada uno. Pero ¿estamos evolucionando the real?

Podemos decir que lo que determina qué es apto  que no lo es, es el hábitat, no diré medio ambiente porque suena muy restrictivo, ya que la relación con otras especies de forma directa o indirecta, y de la misma forma con el medio son influyentes en lo que es apto y lo que no.

A modo de respuesta a eta pregunta, sólo puedo presentar algunas evidencias que me hacen dudar un poco sobre la capacidad evolutiva del ser humano, o dicho de una forma mejor, dudo sobre la capacidad de que el ser humano esté evolucionando de la forma más "apta" en tanto permanencia de los mejores especímenes para un hábitat determinado, ya que pareciera estamos caminando directamente por la tabla y hacia el círculo de tiburones en el trópico.

El hombre ha ido modificando si entorno física y culturalmente, hace ciudades, construye empresas, modifica el planeta, crea pueblos en los márgenes del mundo y hace pequeños oasis que representan la conquista humana en los páramos más aislados del globo. Gracias a esto podríamos decir que el entorno en tanto clima y alimentación no puede mermar mucho en la mortalidad de aquellos que no son aptos, ya que prácticamente hay acceso a todo en todas partes (ojo que no digo que todos tienen acceso, sino que el el acceso existe), por lo tanto el que alguien se alimente, se abrigue y se guarezca, no depende de una capacidad física adquirida, sino a cuestión de orden cultural, y en última instancia de índole económico, podré comer (cazar), y vivir "bien" si tengo el capital económico para hacerlo, da lo mismo si no tengo lanzas, ni musculatura para cazar un mamut, sólo bastará un súpermercado, una billetera los suficientemente abultada (o tarjetas en su defecto), y todo está solucionado, hemos engañado a Darwin una vez más.

La medicina es otra trampa para la pachamama, "gracias" a la medicina hemos podido alargar nuestras vidas de manera innecesaria en muchos años. Obviamente nosotros vivimos en un paradigma en donde la muerte se trata de ahuyentar lo más posible, tanto la propia como la de los demás, por lo cual cuando decimos que hay gente que vive inncesariamente nos referimos que hoy en día puede que la gente sobreviva aún cuando por efecto del medio se ha dictado sentencia de muerte en varias oportunidades. Esto obviamente es una variable que es así hace ya mucho tiempo, lo que trato de mostrar es la diferencia entre los animales que cuando se presenta una situación X mueren porque no eran lo suficientemente aptos, y los otros animales que sacan un bono y se atienden para sobrevivir.

Esto muestra (al igual que el primer ejemplo) que al final la sobrevivencia depende del acceso a: la salurd el alimento, vivienda, etc., al final de cuentas podríamos decir que el homo sapiens sapiens ha cambiado la definición de evolución y, podríamos decir que no sobrevive el más apto, sino que sobrevive el que tiene acceso: la supervivencia del que tiene más poder económico. El problema es que el poder económico sólo se puede entender en función de, por ejemplo, el más rico es más rico no por una cifra exacta, sino por su relación con el menos rico, por lo tanto cuando los menos ricos empiecen a perder la carrera evolutiva(si es que ya no empezaron/amos) sólo se levantará la vara apenas un poco, y así hasta que no quede nadie.

Estamos condenados a pelear con nuestras propias garras por sobrevivir, la evolución vintage era más justa, los cambios en el hábitat de las especies era azaroso, podía venir una helada asesina, podía venir una plaga de dimensiones bíblicas, y moría el que tenía que morir, y vivían los demás, y nadie se enteraba, en cambio ahora tenemos que pelear como salvajes el último bono para el doctor de turno, luchar por el puesto en la fila del súpermercado. 

*Entrada publicada originalmente en La Propuesta Indecente. Editada para esta publicación.